Alcanzar la meta aun siendo inalcanzable. Y en lo alto una nube
momentáneamente cubre el sol.
Se despeja la incógnita. Sin darnos apenas cuenta, tardes enteras.
He llegado a la conclusión y solo he encontrado un montón de
fotografías viejas.
Consejos usados. Y algo del pasado.
Una habitación infinita con tu ropa. La copa sobre la mesa. Los
restos de una fiesta.
Todo, es algo ilógico. Nada, parece melancólico. Y borro lo que
fui antes de encontrarte bajo las sábanas.
Quitarnos la ropa. Naufragar en la orilla de nuestros cuerpos.
Entrelazar nuestras manos. Perder el miedo. Hacerte caso, aun sabiendo de la
equivocación a punto de cometer.
Y aunque haya peligro de caer al pozo más hondo, sé que tus manos
me sujetan.
He guardado todas las cosas sencillas y disimulado cada error.
Tus besos vencen a la pereza. Me levanto cada mañana en busca de
tus labios y aunque pasen siglos, siempre te espero.
Despertarnos con el sol acariciando nuestras caras. Abrir los
ojos. Encontrarte en la cama de toda una vida compartida.
Bello, es el paisaje simple desde la ventana.
Lo imperfecto de un domingo y un café medio helado entre las
manos.
Dibujar hasta lo imperfecto, perfecto ante mis ojos. Me he visto
caminar por el camino que nunca imaginé andar, arrastrando mi equipaje lleno de
recuerdos y algunas poesías.
Permanecer inútilmente quieto y en un descuido hacer ruido.
Descubrirme eterno y rodeado solo por tus brazos…