lunes, octubre 11, 2004

Pachiclón...

El sol en su interminable consumirse en el fuego de su pasión ha quemado hasta los mas mínimos rescoldos de la vergüenza del tiempo, ese que roza por mis pechos y desciende hasta el centro de mis placeres para inminentemente volverme inútil al suave susurro de tu aliento acariciando mis tímpanos en un desesperado clamor por rigidez...en el luminoso y profundo espacio convergente de dentro del cristal, una sombra paralela se movió al suave compás de tus pisadas en ese caminar despues de una cena con animosos amigos y prfundas reflexiones sobre la intrínseca inmortalidad del cangrejo azul (no es cualquier cangrejo... este es azul) reandando en el mar de las soledades cuando pisabas las baldosas de la pétrea superficie que sostiene tus pies, parecieran leves los reflejos que la luna proclamaba desde el interior de los cristales que al observar tu rostro tan similar al mío, transcurrieron por el ajado contorno de mi cara, desde la cima de mis años observe el pálido reflejo de los pasos paralelos de otros tiempos que esa noche se repitieron, y volvi a saborear la sal de mis angustias mientras a cada instante y palabra desgranada tus pasos te hicieron divergente de este espejo de soledades que cada día huele mas a antigüo y sabe mas a hirsuta lengua disecada...asi marchaste desandando tus pasos hasta tus túmulos, cruzando los pilares de caras angustiadas engañadas de si mismas, vivientes haciendose distraidos, temiendo por la muerte que a diario vivimos tan nuestra y tan sola como yo mismoduerme en el artilugio de tus vendas y perfumate con las suaves escencias qeu las especias guardan en las ánforas, un día un explorador cargado de escencia de luna pondrá nuevamente el rayo misterioso de ópalo en tu frente conjurando asi la suave soledad de la muerte envolviendote en el tumultuoso, avasallante e incendiario torbellino de la pasión amorosaduerme suave, duerme tranquilo, yo velo desde el obscuro recinto de mi espejo de obsidiana

amén


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