
Nadie ha captado aún mi miedo, mis miradas vacías, mis sonrisas cargadas de ilusión, ilusión pasajera, nadie más que yo.
Mientras… el destino me sonríe con su intolerable ironía.
El destino me minimiza hasta el éxtasis del dolor y algunos no podemos hacer más que llorar la desgracia ocultando la cabeza entre las piernas.
1 comentario:
¿Qué bestia caída de pasmo
se arrastra por mi sangre
y quiere salvarse?
He aquí lo difícil:
caminar por las calles
y señalar el cielo o la tierra.
Alejandra P.
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