
Alguien me dijo que para curar las heridas del Alma, se necesita tocar el cielo y ya llevo varios días con sus noches tejiendo unas alas para elevarme hasta lo mas alto, algunas veces con estambres de colores, telas, cinta adhesiva, y otras con papel china de colores pastel, pero aun con frió y hambre no me quedaba mas que seguir tejiendo.
Cuando mas cansado estaba y a punto de renunciar, un pedazo de cielo bajo a mi, me cubrió, me alimento y cuido de mi sueño, quedándose aquí, junto a mi, entre retazos de tela, pedazos de algodón y dos… dos Ángeles alrededor.

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