Desnudo...

Hoy me desnudare, y no precisamente porque vaya a hacer un tubo, sino que desnudare mi alma, mi ser, mi esencia. Para poder exigir mi derecho a decir lo que pienso tal y como lo pienso, a sentir sin fronteras, a afrontar las verdades para que no se me astillen en los dedos. Levanto mi voz para decir que soy el que soy, sin más, que estoy desnudo a pesar de que un día jugué a vestirme de sueños.

Me declaro soñador despierto, enamorado de la Guzmán y de todas las formas en las que la vida fluye…

Confieso haberme enamorado de mi maestra, confieso haber codiciado la mujer del prójimo y de haber robado un beso de quien no tuvo jamás intención de dármelo.

Confieso contar con más de 20 primaveras, de ver un atardecer frente al mar menos de las veces que me gustaría. Me declaro inconformista natural, buscador de las verdades que la naturaleza esconde, amante de las flores y de las mariposas (seré Ñoño), del sonido Igor diciendo Hooooolaaa!, de las cartas que alguien escribió pensando en mí, del sabor de un Danonino, y especialmente, de las carcajadas de los bebés.

Confieso amar sin límites y sin barreras, y haber amado más de los que otros jamás podrán presumir. Manifiesto que el amor no tiene por qué ser revelado ni correspondido, y quiero pensar que cada amor puede ser el de una vida.

Creo en el pasado y el presente, creo en el futuro sobre todas las cosas. Acepto el concepto de destino, aunque NO acepto las barreras que determinan lo que será posible y lo que no.

No me arrepiento de llorar, ni de haber amado, de haber muerto y vuelto a la vida. No me arrepiento de confiar en la gente a pesar de las cicatrices que indiquen lo contrario. Acepto mi condición de adicto a aprender y a enseñar, de novato en el amor y sus derivados.

Considero al tiempo el peor de mis enemigos y el único aliado que no me abandona, porque si bien me consume segundo a segundo, su paso me permite la vida.

No contemplo la posibilidad de mentir acerca de lo mucho que he querido y de lo poco que me han amado, de lo mucho que me queda por aprender y de lo infinito que descubriré en cuerpos aún por explorar. No oculto que soy testarudo y terco, que soy comprensivo y amante del buen humor y que en ocasiones me falta cuerda y que en otras abuso.

Confieso mi adicción a los libros de Coelho, a los sueños que me provoca leerlos, confieso mi fidelidad ante los amigos, me confieso poco creador de amigos, sin permanecer cerrado a los nuevos amigos. Me confieso ser persona de familia, disfrutarla aunque eso no requiera pasar horas con ella.

Me declaro un vanidoso, orgulloso, que siente celos, que siente deseos, y que le gusta disfrutar de las cosas no planeadas. Me declaro estar siempre necesitado de una sonrisa de una persona que me la regale sin ningún cargo extra. Me declaro con muy pocos prejuicios a lo que la gente puede tachar de poco tolerante.

Pero ante todo quiero gritar que yo soy yo, y que estoy desnudo, y que me faltas tú –quién sabe dónde estás, si existes, si te conozco, si te amé o me amaste, si algún día nos amamos- para que seamos, por fin, nosotros.